ahora viene el viento profundo
a ofrecernos con su vanagloria monedas como meado de perro
suave
nos deslizamos en este interrogante
como por un tobogán hecho de metales cromados
polvo de estrellas
nuestro caparazón de tortuga escupe disparates
por un orificio singular
como de delfín
esta máquina gruesa está cansada de aullar
no lo entenderás hasta que te estalle ensangrentada en el hocico
no sabrás por que mueren los perros de la niebla
hasta que el corazón diga basta
y entenderás los mensajes de la piedra infinita
cuando no puedas ni siquiera
masticar el señor de invierno
con su sombrero pálido de cien mil ascuas
y su sonrisa llena de falsas promesas
ven
sumérgete en el estanque de unos cuantos voltios
sube conmigo a esta cabaña que escondimos de niños
en el paraje secreto
que ya apenas recordarás
regresa
con el tiempo todos regresan
los viejos chistes verdes de la ausencia perlada
la sangre en venta de manicomio postizo
y los torreones de la humareda prohibida
aquí es donde yacen los sepulcros de aquellos
duendes que corrieron por la sombra de la tarde
aquí yace el Domingo escondido en la grupa de un León
su cabello explota como un enjambre de fuegos fatuos
es una promesa que te esculpirá un hijo broncíneo
y las estepas gruñirán asintiendo
como por encantamiento
fuera de sí por demasiado tiempo en espera
las jaurías caerán sobre ti
justo al cerrar las puertas del corredor
una silla de caucho antiguo como la calva de un enano del puerto
donde siempre se trabaja más de la cuenta
y las muertes se cuentan por docenas
22 de Mayo de 2014, Jueves, Barcelona