una calavera bañada de infinito
ante sus ojos ancianos
de doctor engreído
se desliza la tormenta por las paredes
un trueno profundo
retumba en sus oídos de monje incansable
una campanada de viento húmedo
escruta el pálido silencio
del corredor
sendero de muerte
musgo que le crece detrás de los ojos
su mirada respira
yo fui aquel joven que vino
sin decir nada
a romper el silencio
una llama que oscila
en la ventana del mundo
que tiembla ante un ejército suplicante
estos juegos místicos
son abalorios no saboreados
en una cuna de acero
cuevas profundas
grutas iluminadas
a traves de la sangre
la desaparición del alma
furor eclesiástico
que atormenta el bosque de plata
"el martillo, el puño, la sonrisa= título original"