un viento fuerte recorre el azur de sus entrañas
bajo su piel hay escarpadas montañas
donde anidan bandadas de buitres
y un sol de otoño blanquecino
remonta el vuelo
hacia la niebla
árbol oxidado
de ramas emplumadas
ríos de azufre corroen sus venas
que tiemblan como el sollozo
niña asustada
amor que nunca tuve
horrenda carcajada de payaso
devorando la sombra de la tarde
su corazón es un madero flotando a la deriva
en un mar de veneno;
hay una hilera infinita de vasos vacíos
en su mesita de noche;
la lámpara permanece encendida
hasta romper el alba
No hay comentarios:
Publicar un comentario