viernes, 16 de octubre de 2015

vendedores de alfombras

en el Tibet lo saben
y venden el antídoto a veinte duros la receta

la serpiente del belén iluminado
trasciende el cosmos y se esconde
en la gruta salvaje
cenicienta aposentada en la vía hacia la perdición

se inclina el presidente
le carcome la duda
enmascara un silencio poliforme de hienas
y se deja vencer sutilmente
para injuriar el desprecio que le tienen
los vendedores de alfombras persas
negros enriquecidos por el sudor de su frente

el fragor de la batalla inclina la balanza
sacerdotes de fuego cambian dólares de plata
    en la antesala del diafragma reptiliano

su piel es un disparo

esfúmate entre la niebla

el glotón no dejará un solo pedazo de la muñeca
para que puedas lamerlo
y por más que marques el siete compulsivamente
el teléfono no cesará en comunicar

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