los caminos de la ciudad se bifurcan
empujándote hacia la noche
como un rumor de sirenas
que los faros acompañan
la noche de la ciudad induce al trance
la danza extenuante del joven elegido por la tribu
se lleva a cabo aquí ante el único testigo de dioses olvidados
mientras la multitud convulsa entona el cántico sagrado
soy yo quien te habla
a través del huracán de voces
la fiesta del desespero
soy yo quien ahora lleva la máscara
aunque solo percibas la ceniza
profética
los corceles de metal rasgan el viento
la perdición es un desafío que la gente elige sin más
o acaso los dioses sembraron está lluvia de acero
que desgarra la carne de los nonatos
bienvenido a la tierra
bienvenido a la luz y a la sombra
bienvenido
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