sábado, 4 de enero de 2014

la jauría encefálica

hombres solitarios que vivís en la noche
hombres solitarios que despertáis en la noche
hombres solitarios que mordéis el polvo suavemente
hombres solitarios que desfallecéis como cuencas vacías
hombres solitarios que os pudrís en el hielo como conchas marinas
hombres solitarios, en fin, hombres solitarios
derritiéndoos en la noche solitaria sin fin
en la infinita noche solitaria de las revistas del puerto
en la inconmensurable noche putrefacta de las revistas del puerco
en el silencio magnetofónico
engullís la muerte, deglutís algo que os han dicho que es vida
un verbo podrido en almacenes salvajes
eróticos rostros como pelados por la propaganda
peleando como luchadores vagos bajo un astro de cien reyes
desternillándoos ante la cálida vanguardia del cielo negro
como cien conchas despedazadas ante un silencio repugnante
podéis abriros paso hacia la luna
podéis abriros las entrañas con una vasija quebrada y deslizaros hacia la sombra del no-hombre
silencio pegado al glúteo de la muerte vecina
en la jaula de locos, la jauría encefálica
la pastilla pestilente y blanca y magullada y estornina
descubrid la peste negra regresando al amanecer
descubrid el paso del silencio ante vuestra puerta señalada
descubrid el paseo del cielo bajo la ventana del tiempo
descubrid que ya no queda nadie en las calles ni en el regreso
descubrid que somos unos pocos los que no somos nada

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