perdonadme gentes
por los dardos invisibles
que dañan la salud del ciego
perdón por las balas
de aliento cerebral
que subieron por el cuello
desde la piedra ajada
hasta cortar el silencio
en un bosque profundo
donde los pobres se esconden
como ratones entre la niebla
buscando una palabra inmóvil
que dé paso a la dicha de las montañas
mientras el mar embravecido
golpea como un martillo
el cráneo de la selva de miradas
seguimos andando
arrastrados por la marea de periódicos
palabras que han perdido el valor de la piedra
comeremos cuando toque
beberemos lo justo y necesario
en el banco junto a la fuente
donde ha sido esculpido un niño
que no existe
y desviste el pensamiento con una mirada
siniestra
de una cordura angelical
que desgarra una civilización en ruinas
08 Junio 2014
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