con fiereza nos unimos en aquel sueño ya lejano
aves rosadas caían sobre la almohada
con el destello suave de la mañana
que puede dañar retinas y párpados
como una llamarada de gas amarillento
en las colinas pálidas del octubre grasiento
aquí ya no hay comida para nadie
las piedras son mascaras que engalanan al hombre
de noche una cascada de luces
atraviesa estos monumentos (a la) de muerte
que habitamos como ratas
un árbol débil me contempla entre (la) basura
con la que construimos castillos
tratando de elevarnos una vez más hacia el firmamento
como si el pasado fuera cosa de brujería
y el poema no fuera más que arena caída sobre la página
no habrá corceles salvajes en tus sueños
atravesando incomprensibles ruinas
abrazados por la ventisca
solo una caja vacía hecha de ónice
en medio de una noche cerrada
nos deslizamos sobre el musgo
como una camada de perros rabiosos
un silencio sepulcral acosa los vientos
y nos pudrimos en el infinito espectante
como dos frutos demasiado maduros
nuestra sien magullada nunca calla
ahora eres la pareja que nunca tendré
10 Junio 2014
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