lunes, 14 de diciembre de 2015

la danza de los espectros

son las siete de la tarde y el televisor está encendido
las miradas lo atraviesan
fijas en un pasado hipnótico
que es engullido progresivamente por la nada /a pasos agigantados/

si hasta los perros tienen alma
uno no debe desvalorizar así
72 quilos de carne envejecida

pero ya no se respeta la sombra ni el árbol ni la roca
ni la casa sin ventanas que reposa ante el maizal

y la pantalla vulgariza el aire
pero no somos más que espectros
que han olvidado el arte de danzar
y sin embargo nos movemos
con un temblor de paralítico que crucifica las horas

tenía un hijo y una madre y un hermano
que se desvanecieron bajo un telón de cristal
y ahora solo veo el baile de los estúpidos
mientras el reloj marca las horas
y alguien en alguna región cercana de la pesadilla
se dedica a embadurnar de ketchup caducado
los restos congelados de la cena de anteayer

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