lunes, 14 de diciembre de 2015

y ahora hablo la lengua de los perros

y ahora hablo la lengua de los perros

las horas vienen y van y yo exclusivamente
me dedico a lamer tornillos oxidados
y a arrastrar la larga cadena
que mi velludo amigo soportó por más de veinte años

ella le miraba
en sus largos paseos conmigo en brazos
sin lograr disimular apenas la correa
que tensaba los músculos de su cuello
y tiraba sin cesar hacia arriba
como si sus pies ya no pudieran sostenerse sobre el suelo
y luchara por agarrarse a tierra con todas sus fuerzas
para no ser engullida por la inmensidad del cielo
desgarrando hasta las uñas de sus manos

sí, ella compartía su carga
una soga, una serpiente, una cadena
un legado que viene de antaño
que se desdibuja en la sangre maltrecha
cuando un objeto punzante desgarra la carne

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